Unificando Principios
John Ball fue un autor altamente reconocido y un amigo de Swami Kriyananda y de varios de nosotros en Ananda. Su libro más famoso, En el calor de la noche (In the heat of the nigth), obtuvo varios premios de literatura y más adelante fue llevado al cine y ganó cuatro premios Oscar, incluyendo mejor película en 1967. Él disfrutaba tanto la Comunidad de Ananda, que la locación de uno de sus libros, “Trouble for Tallon”, fue una comunidad como Ananda.
Aunque principalmente era un escritor de misterio, en ocasiones él expresó su profundo lado espiritual. Uno de sus muchos libros, El decimocuarto punto (The fourteenth point), se aparta de su género usual, novela policiaca, para ahondar en un tema religioso. Tiene una trama fascinante: Se celebra una conferencia entre líderes de las principales religiones, cuyo propósito es encontrar una declaración unificada, en la que todos estuvieran de acuerdo y que pudiera ser publicada. Después de varios días, tuvieron que admitir la derrota, porque cada declaración común parecía estar en conflicto con las creencias de al menos una religión. Finalmente, cabizbajos por el fracaso, los líderes empezaron a salir de la sala de conferencias, cuando uno de ellos colapsó en la puerta. Inmediatamente, todos acudieron a su ayuda y después de un corto tiempo este se recuperó. Pronto se dieron cuenta que se habían encontrado con un principio universalmente aceptado: la sacralidad de la vida y el impulso de ayudar a quien lo necesita.
A medida que traspasamos las cosas que nos separan, encontramos, esperando pacientemente, nuestra espiritualidad innata. Tras la diversidad, empezamos a ver la unidad. ¿Cómo no podríamos hacerlo, si todos somos creados por el mismo Dios? La otra noche, durante una de nuestras videoconferencias, un participante me hizo una pregunta que escucho con frecuencia: “Me agradan estas enseñanzas, pero simplemente no puedo ver cómo es posible amar a todos”.
Si somos sinceros con nosotros mismos, reconoceremos que ciertas personas o situaciones nos molestan. Cuando alguien hace algo hiriente, la reacción típica es hacer algo negativo a cambio. Pero si comprendemos que la desarmonía es una clase de virus mental, vemos que somos nosotros principalmente (nuestra mente y corazón) los que nos infectamos al ser negativos. Y si la bondad es la cura, entonces sanamos nuestra consciencia cuando devolvemos amor. Cuando has sido herido por otros, trata de reversar la energía, pues sólo a luz puede disipar la oscuridad; solo el amor puede curar el odio.
Si buscamos en nuestro interior principios universales, especialmente cuando la mente y el corazón están en calma a través de la meditación, pronto encontraremos la actitud correcta. Sumérgete profundamente en tu ser interior y encontrarás un océano de amor universal, paz insondable y gozo infinito. Swami Kriyananda dijo, “La naturaleza del gozo es querer compartirse a si mismo”. Después de que te conectes con tu divinidad innata la irradiarás: primero a los amigos y seres amados, luego en círculos que se expanden a aquellos que se encuentran en necesidad y finalmente, a todos en la tierra.
Cuando expandes tu aura de esta forma, encontrarás que es más fácil enviar amor, incluso a aquellos que te han herido. Mientras haces esto, empezarás a despojarte de las cargas de la ira, las heridas y el resentimiento que has estado arrastrando por varios años. Amar a otros, incluso si son imperfectos, también te ayudará a sentir el amor siempre presente de la Madre Divina por todos, independientemente de si han sido malos o buenos.
Finalmente, cuando estés centrado en tu Ser expandido, te darás cuenta que alguien que actúa mal simplemente está enfermo y ha colapsado en la puerta, e instintivamente te apresurarás para socorrerlo.
En libertad,
Nayaswami Jyotish